sábado, marzo 11, 2006

Escaleras

Era el momento en el que definitivamente, y sin esperanza alguna de redención, tendría que empezar a subir esas escaleras. Ya no valían excusas, remordimientos, falsos cortes ni cicatrices recientes, dolores corporales o espirituales; solos la escalera y ella, solos ella y los inacabables escalones.En un último momento de resiganción levanta la vista al techo intentando vislumbrar por un momento una luz, una forma, algo, que le ponga sobreaviso de la distancia que tiene que recorrer; pero nada más oscuro en ese infierno que el pozo sin fondo invertido de aquel hueco insondable. Un pie en el primer escalón anuncia el ascenso, mientras, una lágrima de pánico recorre ya su barbilla, perdida para siempre del dominio del ojo. Años después, miles de años después, llegaría hasta arriba, pero ella no lo sabía cuando puso el pie en ese escalón. Sólo sentía que de su vida, en aquel momento, había desaparecido la ilusión de volver a jugar.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

quien!!!! quien estaba arriba!!!!!?

Chasky dijo...

Yo todos los días subo un montón de escaleras, me gusta subir escaleras, aunque sean mecánicas porque dicen que te pone un culito muy majo, y así me pasa a mi que no me para de sudar de subir escaleras.

Bito dijo...

Quizás no habían desaparecido, quizás el miedo se las había mitigado. Recuperarlas es tan fácil como querer volver a jugar.