jueves, junio 26, 2008

Cuando abrió los ojos se encontró suspendida del alfeizar de una ventana, a 20 metros de altura. Oía ruidos dentro de la casa. Pero nadie salía a rescatarla. Escuchaba frases de consuelo, de ánimo, promesas futuras de que irían a rescatarla, no decían cuándo. Las frases no decían su nombre, pero ella esperaba paciente una mano firme que la izara de nuevo hacia el interior del edificio. Siguió allí, colgada, esperando escuchar acercarse los pasos que anunciarían el final de la agonía. Se le clavaban cascotes de yeso en los dedos, tenía las manos moradas de hacer fuerza para no caer. Las gotas de sudor caían al vacío, evaporándose en el camino. El pánico se había instalado en sus articulaciones, apenas se movía. Seguía oyendo aquellas frases. Espaciadas; en ocasiones muy cerca, otras apenas escuchaba un murmullo. Las muecas de felicidad se sucedían a las de desesperación. Entonces miró hacia abajo; 20 metros, un suicidio. Miró fijamente el cemento, pudo vislumbrar las ondas de calor que desprendía el asfalto. No quería, no quería. Siguió mirando; una mirada infinita. Atravesó el firme con el pensamiento, se lo imaginó blando, deseable, amigo. En un último gesto de amor giró el rostro hacia la ventana; oía aún las voces, apagadas, encantadoras, evocadoras de recuerdos de paseos verdes en países lejanos. Y se soltó.

miércoles, junio 18, 2008

Nada

Ya no recuerdo nada. La bola gelatinosa instalada en mi cerebro protege mis neuronas de la polución sentimental que las acecha. Pero ya no recuerdo nada. No sé si alguna vez ocurrió o si quiero que ocura de nuevo. No me acuerdo de mi nombre en clave. No recuerdo la contraseña, ni el baile de acceso. No recuerdo quién era mi confidente. Una indiferencia de imágenes, vacía y profunda, se ha instalado al otro lado del muro al que no llega la luz ni el olor de la memoria. Sé que una vez me pasó algo, porque ahora me duele. Sin el dolor lo único que quedaría de mí sería un cuerpo inerte; sólo instintos y conocimientos frívolos. Pasará, y no lo recordaré, no podré hacerlo, porque ya no recuerdo nada.