miércoles, junio 18, 2008

Nada

Ya no recuerdo nada. La bola gelatinosa instalada en mi cerebro protege mis neuronas de la polución sentimental que las acecha. Pero ya no recuerdo nada. No sé si alguna vez ocurrió o si quiero que ocura de nuevo. No me acuerdo de mi nombre en clave. No recuerdo la contraseña, ni el baile de acceso. No recuerdo quién era mi confidente. Una indiferencia de imágenes, vacía y profunda, se ha instalado al otro lado del muro al que no llega la luz ni el olor de la memoria. Sé que una vez me pasó algo, porque ahora me duele. Sin el dolor lo único que quedaría de mí sería un cuerpo inerte; sólo instintos y conocimientos frívolos. Pasará, y no lo recordaré, no podré hacerlo, porque ya no recuerdo nada.

1 comentario:

Adolfo dijo...

No todo tiene por qué ser dolor. No recordar nada es casi lo mismo que estar muerto.

Recuerda lo que te pasó. Selecciona lo mejor. Y aprende de lo peor. Eso constituirá un corpus de conocimientos no 'frívolos'.