domingo, septiembre 06, 2009

Apagó el despertador a las 7.05 de la mañana después de dejarlo sonar intermitentemente por más de media hora. Se levantó, se puso los pantalones del pijama y se dirigió al baño a darse una ducha. Mientras esperaba el agua caliente se paró por un momento a observarse en el espejo. Su cuerpo cambiaba, envejecía. Contempló indiferente la celulitis que había acumulado debajo de las nalgas, comprobó la elasticidad de la piel del brazo, y pegó la cara en el espejo para mirar de cerca las incipientes arrugas de la comisura de la boca. No le preocupaba especialmente el paso del tiempo. Se trataba más bien de un chequeo resignado. Un ejercicio de consciencia de sus casi treinta años.
Se duchó y volvió al cuarto. La ropa limpia estaba extendida encima de la mesa. Eligió un mono vaquero de cloro rojo y una camiseta de algodón amarilla, lisa. Se calzó las zapatillas de deporte y se miró en el espejo. Hoy no parecía tanto una niña.
Bajó a desayunar. Su madre estaba en la cocina. Le puso un café, una tostada con mermelada y le dejó un par de píldoras al lado de un vaso de agua.
-Tengo que irme. Tómate el desayuno.
-Sí mamá. Hasta luego.
Bebió el café y se comió media tostada. Se quedó mirando las pastillas.Hace una semana que ya nos las tomo -pensó-. Está mayor, no se da cuenta ni de cuando me recupero.

Sandra entró por la puerta. Hacía mucho que no la veía y se puso contenta.
-Esta tu madre?
-No, se acaba de ir a trabajar.
-Y tu hermana?
-Durmiendo. Hasta las 11 no tiene clase.

Sandra pareció alegrarse de estar solas. Se sentó delante de ella.
-Cómo estás? Has oído lo del accidente?
-No. Qué ha pasado?
-Un camión chocó con un coche en el que iban tres chicas. Las tres han muerto. El conductor está herido, pero nada grave.
-Vaya, qué putada.
-Si; una de las chicas creo que va a clase con tu hermana. Silvia Herrero.
-No me suena. Tendré que preguntárselo. Espero que no fueran amigas.

Hablaron durante media hora de sus vidas hasta que a las 8 en punto sonó la bocina del autobús enfrente de la casa.
-Tengo que irme.
-Nos veremos pronto-dijo Sandra. Que tengas un buen día.
-Adiós.
Subió al autobús y miró a su alrededor con desgana. En el cartel de la ventana frontal del autobús estaba escrito "Centro psiquiátrico de día El Jardín".

Elisa se levantó a las 9 de la mañana. Sin vestirse ni ducharse bajó a desayunar: Encendió el ordenador y comprobó su móvil. 7 llamadas perdidas de Clara. La llamó.
-Hola petarda, qué quieres tan pronto por la mañana?
-Elisa...-un silencio largo- Silvia ha muerto hace una hora en un accidente de coche.

domingo, abril 19, 2009

K.

Buscaba detrás de una mesa de número infinito un objeto de carácter infinito, cuyo origen se localizaba más allá del tiempo y el espacio y de toda capacidad de ser nombrado.
Y se encontró a sí mismo en su forma inconcebible.

lunes, enero 19, 2009

Era un 18 de enero y el sol brillaba alto. Hacía calor, y se andaba por la calle sin abrigo. Si me hubieran preguntado habría dicho que era primavera. Incluso los árboles parecían creer estar recubiertos de flores y bailaban sus ramas en la suave brisa, alegrándose.
Cómo no sonreir un día de esos, cómo no pensar que el mundo es bello, a pesar de todo.
Era enero, pero el mundo se puso de acuerdo para ser primavera. En mi opinión, el mundo se puso de acuerdo para despedir como se merecía a mi abuela.
Adiós...adiós,
te recordaré siempre.