domingo, abril 25, 2010

Olvido, un tumor cerebral social que se le exige al intelectual para dejar de ser artista, y al artista se le hace a parte de lo social, un marginado sin voz, porque si es Artista es intelectual, y está muerto, parte de otra realidad. Él lo sabía cuando empezó a trabajar en la academia; olía a podrido, pero no sabía identificarlo, en ese momento el mundo era suyo, el futuro era suyo y el cambio era claro y posible. Luego pudo identificar lo podrido, pero ya no tenía sentido, porque ya no tenía nada que decir que no pudiera añadirse a la montaña humeante. De tanto agacharse, de tanto modficar una y otra vez lo escrito dejó de ser interesante, para el mundo, para él..., y el intelectual se pregunta si alguna vez podrá recuperar eso que ahora sólo puede ya oler de lejos. Excelencia académica y condena de lo social van cogidas de la mano cuando la academia sólo quiere que pongas el culo a la altura y te tires pedos condescendientes. Que vengan ya los exiliados, que se nos coman, que nos maten, porque sólo así el mundo se salvará. En ese momento el artista será rey, y si el intelectual se acuerda de sí mismo, antes de ser su "ahora mismo", quizás pueda formar parte de la corte.