Qué feliz soy haciendo el ridículo.

La. y Lo. en una sala cualquiera, de una E.T.T. cualquiera, esperando un cheque de Lo. (¡no cualquiera!) que se ha ganado por vestirse de muñequita sesentera y decir incesantemente "si señor", "aquí tiene señor", "lo que usted diga señor", y por agacharse y levantarse tanto que bien podría haber nacido geisha en una plantación de arroz. Aburrimiento infinito.
-La. Has oido este grupo? (T.C.R., seguro que Chasky lo sabe:)
-No.
Lo. enciende su mp3 y comparten los cascos como buenas amigas. De repente...
-Lo.
-¿Qué?
-Estás cantando y dando pataditas en el suelo y nos está mirando todo el mundo.
Lo. se gira, observa, se rie, se plantea diversas opciones (entre las que está la de ser un tomatito lo que queda de mañana o hacer un agujero en el suelo y meter la cabeza hasta que griten su nombre y pase a la sala acorazada a recibir su miserable paga) y...vuelve a tararear y a dar pataditas.

Dos horas más tarde. Cafetería de la facul de La. Lo. y La. van a por un café a la barra.
- ¡Qué fríoooo! - dice Lo.- uy, y éste (el camarero) ¿quién es?
- Schsst, ¡ya te ha oido!, es el nuevo, joer Lo. , ya la estamos montando!!!
- ¡Pero qué me va a oir si estoy hablando bajito!
- ¡Que sí!
- ¡Que no!
Se gira el camarero y nos acerca los cortados.
- ¡Carrentito pa que se t´acarrore el cuerrpo!
Lo. se queda con cara de pava mientras su cerebro traduce: "calentito para que se te acalore el cuerpo".
- Pues sí, va a ser que me ha oído.
Lo. se ríe en la cara del camarero veinte segundos después de que nos dé el café (por lo que casi me hace un descuento por minusvalía mental) y se gira contenta tarareando "me tienes tan fas-fas-fas-fas-fascinado..."
Vamos, que hoy es el día de hacer el ridículo felizmente.